... y encontré tu nombre escrito sin palabras, las letras vacías y una imágen fotografiada entre sombras que la nublaban. Sentí que aquellos ojos eran con los que había chocado hace ya un par de años. Vi tu expresión, la imaginé a la perfección, riéndose con picardía y altanería. Jugué a recordar. Crei que nunca más iva a evocar aquel día. Quizás porque al comprender que no significó lo mismo para ambos, perdió el encanto. Pero no. Sigo creyendo que sos la persona más enferma con la que miré la luna, a pesar de jamás haberte conocido realmente. Me acuerdo del cielo esa tarde, paseaba a una bolsa muy blanca sobre el casino entre brisas y un cielo despejado, tambien del pasto muy verde, de mis cosquillas en la panza, que variaban entre la calidez de tenerte conmigo recostado sobre mi cintura y el impulso de partir ese instante en mil pedazos. Contar esta historia una y otra vez, la mantiene viva. Cómo quisiera asesinarla de un beso.
Busqué un silencio...
Publicadas por Shh.., a la/s 7:19 p. m.