-Pendeja, tenés tan solo 17 años-.
Nunca me lo habían dicho así. A media sonrisa, resistiéndose a verme bajoneada, como último recurso y mirándome fijamente a los ojos. Sentí por primera vez en el dia que tenía razón, no viví sikiera un tercio de lo que ella. Debe saber de que habla. O al menos entiende con quién. Es así como tantas veces hago, que caigo en un instante que dura toda la noche, de trance, total y particularmente cómico, en el cual me relajo con una sonrisa y duermo mi cabello en la almohada. Ya no pienso en nada, o si, pero nada que me haga derramar alguna lágrima, al contrario, quizás me despierte riéndome de algún hecho que encontré abandonado en una hoja de las que solían conpaginar mi diario intimo.Hay tanto de lo que me enorgullezco, presumiendo: amo mi espontaneidad. Si quiero olvidar, olvido. Pero casi nunca quiero olvidar. Hoy, ¿Finjo haber combiado? No podria decirlo con exactitud. Porque cuando veo en mi una rutina que me empieza a llorar de estrés, decido comenzar a dar vueltas y vueltas con los ojos cerrados. LLega un momento en el cual me detengo y comienzo a caminar, mareada, si miro el suelo, es de cristal y me veo reflejada en el, como un mundo paralelo del cual no kiero enterarme. A pesar de ser conciente de el, se que di un giro de 360º y ahora estoy tan lejos de aquella jaula de luces que me dejan extasiada, mis talones siguen pegados a aquella niña, que todavia se siente de madera. Sin embargo, es como comenzar de nuevo, veré si puedo ser de verdad, o tendré que volver a girar. Soy princesa de una locura que me gusta evitar, porq se que encontrará la manera de castigarme severamente si intento ser más realista de lo normal.
Ella es parte del mundo actual, él vive en el futuro. ♥